
Yo, Rosana Valadez, decido amar al señor S... eternamente. O hasta que el tedio, desamor, compromiso laboral o cualquier otro imprevisto nos separe.
México, DF, a 2 de abril del 2011
Y por acá abajo, sobre esa línea malparida que interrumpe nuestros garabatos, pongo mi firma.
No, la verdad es que no. No hubo un día en que me sentara a pensar si debía firmar este documento, si era lo que realmente quería, si era lo conveniente y lo prudente. Fueron meses de descubrir a un hombre hermoso, un hombre imperfecto que parece haberme sido enviado, prestado, tal vez, por el tiempo necesario.
Y, sin embargo, por más que lo intento, no logro recordar el momento en que me dije "sí, lo elijo, lo amo". Un día lo acepté, sí; asumí que ese sentimiento había crecido y mutado hasta convertirse en el más humano de los sentimientos; pero en ese instante me di también cuenta de que ese amor llevaba conmigo ya bastante tiempo.
Una vez más se trata de decidir quién está a nuestras espaldas: Sentimiento o Razón. Yo, manojo de emociones, he cargado siempre con el Sentimiento. Si racionalizar el amor es posible para alguien, si hay quienes han firmado el documento, yo, tal vez ingenua e ignorante, les pediría que tiraran esa horrenda hoja a la basura, que no demuestra nada y no dice mucho más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario