martes, 5 de mayo de 2009

Como en Rand McNalley


Los automovilistas del Reino Unido tienen por costumbre pegarle tremendas sorpresas al viajero. Allá, uno ve al volante toda clase de seres fantásticos: niños que no deben tener ni licencia de andar por casa, viejos tan viejos que no pueden mantener la mandíbula en su justo lugar, perros con la mirada perdida en el espacio... de todo, pues.

Luego el viajero recuerda que en el Reino Unido, como en Rand McNalley, los sombreros se llevan en los pies y los emparedados se comen a la gente. Entonces uno comprende.